
Un aditivo alimentario es toda sustancia que, sin constituir por sí misma un alimento ni poseer valor nutritivo, se agrega intencionadamente a los alimentos y bebidas en cantidades mínimas con objetivo de modificar sus caracteres organolépticos o facilitar o mejorar su proceso de elaboración o conservación.[1] ,[2]
Desde muy antiguo se ha incluido aditivos en los alimentos, en los tiempos recientes con el advenimiento de la ciencia de los alimentos durante el siglo XIX y XX, el número de aditivos en los alimentos ha crecido, y hoy en día ya se conocen más de dos mil quinientos. El uso de estos aditivos está permitido por las autoridades sanitarias, pero la polémica acerca de su uso es habitual
Características
En Europa los aditivos alimentarios aprobados por la Unión europea se recogen en listas positivas (es decir, que sólo se pueden usar como aditivos las sustancias legalmente aceptadas) y se codifican mediante una E seguida de un número. Para que pueda adjudicarse un número E a un aditivo el Comité Científico o la Autoridad Europea de Seguridad Alimentaria tiene que evaluar si la sustancia aditiva es segura para la salud[4] . El sistema de números E se utiliza además como una manera práctica de etiquetar de forma estándar los aditivos permitidos en todos los idiomas de la Unión Europea.
Desde el punto de vista toxicológico, los aditivos no se pueden considerar malos ni buenos en sí mismos. El peligro potencial de un aditivo se relaciona con la concentración (o cantidad) ingerida en un periodo de tiempo. Para establecer ese peligro existe un índice capaz de medir la peligrosidad de un aditivo, este índice es la IDA: Ingesta Diaria Admisible y que se define como la cantidad aproximada de un aditivo alimentario, expresada en relación con el peso corporal, que se puede ingerir diariamente, durante toda la vida, sin que represente un riesgo apreciable para la salud. Algunas veces los efectos cruzados de los aditivos no son evaluados, lo cual puede provocar efectos nocivos a largo plazo[5]
Se ha relacionado a la industria farmacéutica con la de los aditivos, de tal manera que podrían haber intereses concordantes de ambas industrias que en algunos casos son las mismas. También se critica que los aditivos se puedan utilizar con fines espurios, aparentando unas cualidades similares a las de los productos que no los utilizan, ya que su incorporación se realizaría con el fin de ahorrar costes. Sirva como ejemplo que añadir un aromatizante a un yogur permitiría incorporar menos fruta manteniendo la intensidad del sabor. Por otro lado, el consumidor puede ser responsable de la comercialización de productos que incorporan ciertos aditivos, como el de los colorantes. Así, una mermelada de fresa elaborada según métodos tradicionales es de color amarronado. Pero la aceptabilidad de la mermelada de fresa es mucho mayor cuando su color es rojo o rosa vivo, más propios de la que incorpora colorantes.
Las principales funciones de los aditivos alimentarios, de acuerdo con la Directiva europea 89/107/CEE,[6] la cual se ha transpuesto a la legislación de cada estado miembro de la UE, son:
asegurar la seguridad y la salubridad
aumentar la conservación o la estabilidad del producto
hacer posible la disponibilidad de alimentos fuera de temporada
asegurar o mantener el valor nutritivo del alimento
potenciar la aceptación del consumidor
ayudar a la fabricación, transformación, preparación, transporte y almacenamiento del alimento
dar homogeneidad al producto.
Razones para su uso
Las razones por las que se emplean los aditivos en la industria alimentaria son básicamente de tipo económico y social.
El uso de ciertos aditivos permite que los alimentos duren más tiempo lo que hace que exista mayor aprovechamiento de los mismos y por tanto se puedan bajar los precios y que exista un reparto más homogéneo de los mismos. Por ejemplo, al añadir al tomate en lata sustancias que permitan disminuir el pH, la duración del mismo se prolonga en el tiempo, pudiendo ser consumido en épocas donde la producción de tomate disminuye.
Razones psicológicas y tecnológicas
El alimento ha de ser atractivo para el consumidor ya que si no éste no lo comprará, si no añadiéramos colorantes a la mermelada de fresa, ésta no presentaría este color rojo que la hace tan apetecible, sino que presentaría un color grisáceo debido a los tratamientos a los que se la somete. De igual forma los aditivos permiten realizar determinados tratamientos tecnológicos que sin ellos sería imposible.
Razones nutricionales y de seguridad
En los alimentos pueden desarrollarse reacciones químicas que disminuyan el valor nutritivo del alimento e incluso generen compuestos tóxicos. También pueden proliferar microorganismos indeseables o letales para el ser humano. Un claro ejemplo es la potencial presencia de Clostridium botulinum en las conservas vegetales, bacteria responsable de una intoxicación mortal conocida como botulismo. La adición de sustancias antioxidantes a estas conservas, como las sales de nitratos y nitritos, dificulta el desarrollo la bacteria. Ahora bien, aunque las sales de nitrito son potencialmente tóxicas a determinadas dosis o cuando el producto se somete a tratamientos tecnológicos posteriores (se acepta que las sales de nitrito pueden ser precursoras de las nitrosaminas, unas sustancias cancerígenas que se forman cuando el alimento se somete al asado u horneado), este riesgo es mucho menor que el riesgo de sufrir botulismo si no se incorporar los aditivos antioxidantes.
Tipos de aditivos
La clasificación general de los aditivos alimentarios puede ser:
Sustancias que impiden las alteraciones químicas biológicas (antioxidantes, sinérgicos de antioxidantes y conservantes)
Sustancias estabilizadoras de la características físicas (emulgentes, espesantes, gelificantes, antiespumantes, antipelmazantes, antiaglutinantes, humectantes, reguladores de pH)
Sustancias correctoras de las cualidades plásticas. (mejoradores de la panificación, correctores de la vinificación, reguladores de la maduración).
Sustancias modificadoras de los caracteres organolépticos (colorantes, potenciadores del sabor, edulcorantes artificiales, aromas).
Existen categorías de aditivos por su uso en la industria alimentaria, entre ellas tenemos:
Aromatizantes
Colorantes
Conservantes
Antioxidantes
Acidulantes
Edulcorantes
Espesantes
Derivados del almidón. Tienen como base para su elaboración el almidón.
Saborizantes
Emulsionantes
Aditivos derivados de animales
E-120 - Cochinilla (colorante "natural")
E-542 - Fosfato óseo (suplemento mineral y/o antiaglomerante derivado de huesos animales)
E631 - Inosinato de sodio 5 (potenciador del sabor, derivado de extractos de carne y pescado)
E901 - Cera de abejas (ceras, lustramuebles, velas)
E904 - Goma laca (derivado del insecto coccus lacca)
Calcio mesoinositol (productos horneados, gaseosas, verduras procesadas)
Hexafosfatos
Lactosa
Aceite de esperma (obtenido de la cabeza de diversos cetáceos-ballenas)
Guanina (aceite de perlas)
Albúmina (de la clara de los huevos)
Aditivos de posible origen animal
E101 y E101(a)- riboflavina, lactoflavina, vitamina B-2
E153 - colorante negro que se obtiene de combustión incompleta de vegetales o grasas animales (prohibido en USA, sólo la versión vegetal es permitida en Australia)
E161(b) - luteina.
E161(g) - cantaxantina.
E322 - Lecitina (de huevos, aunque también hay de soya)
E430, 431, 432, 433, 434, 435, 436 - polioxietilenos (aditivos de la harina blanca provenientes de ácidos grasos)
E470(a) - sodio, potasio y calcio de ácidos grasos
E470(b) - magnesio de ácidos grasos
E471 - glicéridos de ácidos grasos
E472(a, b, c, d, e, f) - diversos aditivos de glicéridos de ácidos grasos
E473 - sucrosa de ácidos grasos
E474 - sucroglicéridos
E475 - poliglicerol de ácidos grasos
E476 - poligricerol de ácidos grasos de ricino o soya
E477 - propilen glicol de ácidos grasos
E478 - lactato de ácidos grasos
E479(b) - aceite oxidado de soja y de ácidos grasos
E482 - calcio lactato
E483 - tartrato esteárico
E491, 492, 493, 494, 495 - sorbitanos
E570 - ácidos grasos
E572 - sales magnésicas de ácidos grasos
E627 - guanosina
E635 - ribonucleótido de sodio
E640 - glicina y sales de sodio
E920 - hidroclorido de cisteína
E1518 - gliceril mono, di y tri-acetato de calcio, y otros saborizantes no especificados.
Alimentos garantizados que no llevan aditivos por ley (España)
Leche
Copos de cereales
Nata ácida
Pasta seca
Arroz (no el de cocción rápida)
Kéfir sin fruta
Cereales
Yogur natural
Frutos secos
Huevos
Semillas
Patatas frescas
Aceite vegetal virgen
Hortalizas frescas
Miel
Fruta fresca (sin encerar)
Agua mineral y de manantial
Setas frescas
Café en polvo
Legumbres
Alimentos ecológicos, orgánicos o biológicos
Desde muy antiguo se ha incluido aditivos en los alimentos, en los tiempos recientes con el advenimiento de la ciencia de los alimentos durante el siglo XIX y XX, el número de aditivos en los alimentos ha crecido, y hoy en día ya se conocen más de dos mil quinientos. El uso de estos aditivos está permitido por las autoridades sanitarias, pero la polémica acerca de su uso es habitual
Características
En Europa los aditivos alimentarios aprobados por la Unión europea se recogen en listas positivas (es decir, que sólo se pueden usar como aditivos las sustancias legalmente aceptadas) y se codifican mediante una E seguida de un número. Para que pueda adjudicarse un número E a un aditivo el Comité Científico o la Autoridad Europea de Seguridad Alimentaria tiene que evaluar si la sustancia aditiva es segura para la salud[4] . El sistema de números E se utiliza además como una manera práctica de etiquetar de forma estándar los aditivos permitidos en todos los idiomas de la Unión Europea.
Desde el punto de vista toxicológico, los aditivos no se pueden considerar malos ni buenos en sí mismos. El peligro potencial de un aditivo se relaciona con la concentración (o cantidad) ingerida en un periodo de tiempo. Para establecer ese peligro existe un índice capaz de medir la peligrosidad de un aditivo, este índice es la IDA: Ingesta Diaria Admisible y que se define como la cantidad aproximada de un aditivo alimentario, expresada en relación con el peso corporal, que se puede ingerir diariamente, durante toda la vida, sin que represente un riesgo apreciable para la salud. Algunas veces los efectos cruzados de los aditivos no son evaluados, lo cual puede provocar efectos nocivos a largo plazo[5]
Se ha relacionado a la industria farmacéutica con la de los aditivos, de tal manera que podrían haber intereses concordantes de ambas industrias que en algunos casos son las mismas. También se critica que los aditivos se puedan utilizar con fines espurios, aparentando unas cualidades similares a las de los productos que no los utilizan, ya que su incorporación se realizaría con el fin de ahorrar costes. Sirva como ejemplo que añadir un aromatizante a un yogur permitiría incorporar menos fruta manteniendo la intensidad del sabor. Por otro lado, el consumidor puede ser responsable de la comercialización de productos que incorporan ciertos aditivos, como el de los colorantes. Así, una mermelada de fresa elaborada según métodos tradicionales es de color amarronado. Pero la aceptabilidad de la mermelada de fresa es mucho mayor cuando su color es rojo o rosa vivo, más propios de la que incorpora colorantes.
Las principales funciones de los aditivos alimentarios, de acuerdo con la Directiva europea 89/107/CEE,[6] la cual se ha transpuesto a la legislación de cada estado miembro de la UE, son:
asegurar la seguridad y la salubridad
aumentar la conservación o la estabilidad del producto
hacer posible la disponibilidad de alimentos fuera de temporada
asegurar o mantener el valor nutritivo del alimento
potenciar la aceptación del consumidor
ayudar a la fabricación, transformación, preparación, transporte y almacenamiento del alimento
dar homogeneidad al producto.
Razones para su uso
Las razones por las que se emplean los aditivos en la industria alimentaria son básicamente de tipo económico y social.
El uso de ciertos aditivos permite que los alimentos duren más tiempo lo que hace que exista mayor aprovechamiento de los mismos y por tanto se puedan bajar los precios y que exista un reparto más homogéneo de los mismos. Por ejemplo, al añadir al tomate en lata sustancias que permitan disminuir el pH, la duración del mismo se prolonga en el tiempo, pudiendo ser consumido en épocas donde la producción de tomate disminuye.
Razones psicológicas y tecnológicas
El alimento ha de ser atractivo para el consumidor ya que si no éste no lo comprará, si no añadiéramos colorantes a la mermelada de fresa, ésta no presentaría este color rojo que la hace tan apetecible, sino que presentaría un color grisáceo debido a los tratamientos a los que se la somete. De igual forma los aditivos permiten realizar determinados tratamientos tecnológicos que sin ellos sería imposible.
Razones nutricionales y de seguridad
En los alimentos pueden desarrollarse reacciones químicas que disminuyan el valor nutritivo del alimento e incluso generen compuestos tóxicos. También pueden proliferar microorganismos indeseables o letales para el ser humano. Un claro ejemplo es la potencial presencia de Clostridium botulinum en las conservas vegetales, bacteria responsable de una intoxicación mortal conocida como botulismo. La adición de sustancias antioxidantes a estas conservas, como las sales de nitratos y nitritos, dificulta el desarrollo la bacteria. Ahora bien, aunque las sales de nitrito son potencialmente tóxicas a determinadas dosis o cuando el producto se somete a tratamientos tecnológicos posteriores (se acepta que las sales de nitrito pueden ser precursoras de las nitrosaminas, unas sustancias cancerígenas que se forman cuando el alimento se somete al asado u horneado), este riesgo es mucho menor que el riesgo de sufrir botulismo si no se incorporar los aditivos antioxidantes.
Tipos de aditivos
La clasificación general de los aditivos alimentarios puede ser:
Sustancias que impiden las alteraciones químicas biológicas (antioxidantes, sinérgicos de antioxidantes y conservantes)
Sustancias estabilizadoras de la características físicas (emulgentes, espesantes, gelificantes, antiespumantes, antipelmazantes, antiaglutinantes, humectantes, reguladores de pH)
Sustancias correctoras de las cualidades plásticas. (mejoradores de la panificación, correctores de la vinificación, reguladores de la maduración).
Sustancias modificadoras de los caracteres organolépticos (colorantes, potenciadores del sabor, edulcorantes artificiales, aromas).
Existen categorías de aditivos por su uso en la industria alimentaria, entre ellas tenemos:
Aromatizantes
Colorantes
Conservantes
Antioxidantes
Acidulantes
Edulcorantes
Espesantes
Derivados del almidón. Tienen como base para su elaboración el almidón.
Saborizantes
Emulsionantes
Aditivos derivados de animales
E-120 - Cochinilla (colorante "natural")
E-542 - Fosfato óseo (suplemento mineral y/o antiaglomerante derivado de huesos animales)
E631 - Inosinato de sodio 5 (potenciador del sabor, derivado de extractos de carne y pescado)
E901 - Cera de abejas (ceras, lustramuebles, velas)
E904 - Goma laca (derivado del insecto coccus lacca)
Calcio mesoinositol (productos horneados, gaseosas, verduras procesadas)
Hexafosfatos
Lactosa
Aceite de esperma (obtenido de la cabeza de diversos cetáceos-ballenas)
Guanina (aceite de perlas)
Albúmina (de la clara de los huevos)
Aditivos de posible origen animal
E101 y E101(a)- riboflavina, lactoflavina, vitamina B-2
E153 - colorante negro que se obtiene de combustión incompleta de vegetales o grasas animales (prohibido en USA, sólo la versión vegetal es permitida en Australia)
E161(b) - luteina.
E161(g) - cantaxantina.
E322 - Lecitina (de huevos, aunque también hay de soya)
E430, 431, 432, 433, 434, 435, 436 - polioxietilenos (aditivos de la harina blanca provenientes de ácidos grasos)
E470(a) - sodio, potasio y calcio de ácidos grasos
E470(b) - magnesio de ácidos grasos
E471 - glicéridos de ácidos grasos
E472(a, b, c, d, e, f) - diversos aditivos de glicéridos de ácidos grasos
E473 - sucrosa de ácidos grasos
E474 - sucroglicéridos
E475 - poliglicerol de ácidos grasos
E476 - poligricerol de ácidos grasos de ricino o soya
E477 - propilen glicol de ácidos grasos
E478 - lactato de ácidos grasos
E479(b) - aceite oxidado de soja y de ácidos grasos
E482 - calcio lactato
E483 - tartrato esteárico
E491, 492, 493, 494, 495 - sorbitanos
E570 - ácidos grasos
E572 - sales magnésicas de ácidos grasos
E627 - guanosina
E635 - ribonucleótido de sodio
E640 - glicina y sales de sodio
E920 - hidroclorido de cisteína
E1518 - gliceril mono, di y tri-acetato de calcio, y otros saborizantes no especificados.
Alimentos garantizados que no llevan aditivos por ley (España)
Leche
Copos de cereales
Nata ácida
Pasta seca
Arroz (no el de cocción rápida)
Kéfir sin fruta
Cereales
Yogur natural
Frutos secos
Huevos
Semillas
Patatas frescas
Aceite vegetal virgen
Hortalizas frescas
Miel
Fruta fresca (sin encerar)
Agua mineral y de manantial
Setas frescas
Café en polvo
Legumbres
Alimentos ecológicos, orgánicos o biológicos
sacado de wikimedia